No me siento bien. Hace tiempo que no me siento al 100%. Estoy cansada todo el tiempo, no duermo bien, y todo lo que como me cae mal. ¿Te identificas con algo de esto?

¿Qué nos está pasando?

No hay una única respuesta, pero te comparto algunas posibles causas de nuestro malestar. 
No están en un orden específico, porque todas importan.

1. Vivimos de cajita en cajita:
De la casa al auto, del auto a la oficina, de la oficina al centro comercial… Hemos reducido al mínimo nuestro contacto con la naturaleza. Y aunque suene un poco hippie, sí: necesitamos naturaleza. Pisar descalzos, respirar aire puro, recibir sol. Nuestro cuerpo lo extraña más de lo que creemos.

2. Comemos comida industrializada:
Haz la prueba: toma cualquier paquete de tu cocina y lee los ingredientes. Si tiene más de cinco, y varios son imposibles de pronunciar, felicidades… estás comiendo comida procesada. Nuestro cuerpo necesita más fibra, más vitaminas, más proteínas reales. Mientras más natural, mejor.

3. Somos sedentarios:
Cuesta admitirlo, pero es verdad. Pasamos demasiado tiempo sentados, acostados o caminando apenas lo justo. Una caminata de 20 minutos al día puede hacer maravillas por tu cuerpo y tu mente. También ayuda ponerte alarmas para levantarte del escritorio para estirarte, hacer unas sentadillas, pesas o lo que te provoque. Lo importante es moverte.

4. El estreñimiento (Más común en mujeres):
 La falta de fibra, de movimiento, y de tiempo para nosotras mismas suele terminar en estreñimiento. Algunas soluciones que pueden ayudar: agua tibia con chía o linaza, caminar, masajes abdominales, ciruelas o citrato de magnesio. A veces es solo cuestión de escucharnos más.

5. Por último y no menos importante: ¡¡el estrés!!:
Tienes mil pendientes en el trabajo, los niños van mal en el colegio, no tienes tiempo ni para mirarte al espejo… Todo eso pasa factura.
Te prometo que algo tan simple como respirar con conciencia puede ayudarte: prueba la técnica 4-4-6 (inhalas en 4 segundos, sostienes por 4 segundos y exhalas en 6). Puede darte un momento de calma justo cuando más lo necesitas.

Nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan saber que estamos ahí para ellos. Que aunque estemos ocupadas(os), podemos regalarnos unos minutos al día para sanar, para cuidarnos, para no abandonarnos.

Siempre se puede estar un poco mejor. Y quizás, algún día, puedas decir con una sonrisa:
“Estoy mejor que nunca.”

Ojalá lo logres. Un abrazo.